domingo, 10 de marzo de 2013

1984, George Orwell (17)

Colectivismo

Después del período revolucionario entre los años cincuenta y tantos y setenta, la sociedad volvió a agruparse como siempre, en Altos, Medios y Bajos. Pero el nuevo grupo de Altos, a diferencia de sus predecesores, no actuaba ya por instinto, sino que sabía lo que necesitaba hacer para salvaguardar su posición. Los privilegiados se habían dado cuenta desde hacía bastante tiempo de que la base más segura para la oligarquía es el colectivismo. La riqueza y los privilegios se defienden más fácilmente cuando se poseen conjuntamente. La llamada «abolición de la propiedad privada», que ocurrió a mediados de este siglo, quería decir que la propiedad iba a concentrarse en un número mucho menor de manos que anteriormente, pero con esta diferencia: que los nuevos dueños constituirían un grupo en vez de una masa de individuos. Individualmente, ningún miembro del Partido posee nada, excepto insignificantes objetos de uso personal. Colectivamente, el Partido es el dueño de todo lo que hay en Oceanía, porque lo controla todo y dispone de los productos como mejor se le antoja.

Un mundo diferente

Nada hay que temer de los proletarios. Dejados aparte, continuarán, de generación en generación y de siglo en siglo, trabajando, procreando y muriendo, no sólo sin sentir impulsos de rebelarse, sino sin la facultad de comprender que el mundo podría ser diferente de lo que es.

Libertad intelectual

Las opiniones que tenga o no tenga la masa se consideran con absoluta indiferencia. A los proletarios se les puede conceder la libertad intelectual por la sencilla razón de que no tienen intelecto alguno. En cambio, a un miembro del Partido no se le puede tolerar ni siquiera la más pequeña desviación ideológica.

La facultad de ser estúpido

Paracrimen significa la facultad de parar, de cortar en seco, de un modo casi instintivo, todo pensamiento peligroso que pretenda salir a la superficie. Incluye esta facultad la de no percibir las analogías, de no darse cuenta de los errores de lógica, de no comprender los razonamientos más sencillos si son contrarios a los principios del Ingsoc de sentirse fastidiado e incluso asqueado por todo pensamiento orientado en una dirección herética. Paracrimen equivale, pues, a estupidez protectora.

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